Después de haber visto cientos de muertos, caídos en combate por el conflicto armado durante los últimos 20 años, la periodista Jineth Bedoya tiene recuerdos que no ha podido borrar.
Bedoya cumple dos décadas recorriendo el país, sus cárceles, los combates, en la defensa de los derechos de las mujeres.Esa pasión por el oficio fue reconocida ayer por el Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB) con su máximo galardón, el Premio al Mérito Periodístico, que recibió en el auditorio de la Cámara de Comercio, de Bogotá.
Bedoya habla rápido y sus ojos pestañean poco cuando recuerda sus primeros años de carrera: “Me tocó vivir una época muy dura de mi generación: el narcotráfico, las guerrillas, el paramilitarismo, el proceso 8000... Pero no existía la mínima posibilidad de escoger otra cosa: yo quería hacer periodismo”.
Su afán por contar la realidad fue la característica que más llamó la atención de Jorge Cardona, editor general de El Espectador y profesor de Bedoya, cuando ella estudiaba Comunicación Social y Periodismo en la Universidad Central.
Luego de dos años y medio enAlerta Bogotá, pasó a trabajar en El Espectador, en el que denunció en el año 2000 la desaparición de 16 internos de la cárcel La Picota y contó cómo fueron mutilados y arrojados al desagüe de ese penal. Justamente, mientras estaba haciendo un trabajo de reportería,el 25 de mayo de ese año, fue secuestrada, violada y torturada por paramilitares recluidos allí.
“Después de que pasó el secuestro, la situación era muy difícil –dice Cardona–. Le pedían que se fuera del país, que cambiara de fuente. Nos sentamos a hablar y le dije que la única manera de curarse era por medio del periodismo”. Contra la voluntad de muchos, Cardona la envió al sur del Bolívar a entrevistar a los líderes del Eln y la motivó a mantenerse en el periodismo.
“Mis escritos han generado que salgan generales del Ejército y la Policía, han dado golpes informativos en momentos muy especiales para el país. Si algo le agradezco al periodismo es que me ha obligado a conocer el país, recorrer la selva y las montañas”, dice Bedoya.
Una historia que debe ver la luz
Al aceptar el Premio al Mérito Periodístico del CPB, la periodista Jineth Bedoya hizo una petición a los directores de El Tiempo y El Espectador para que se termine de escribir “a cuatro manos” el artículo que quedó inconcluso el día de su secuestro y que los dos medios publiquen este “capítulo nefasto de la historia de la ciudad y el país, que no solo se ensañó conmigo, sino con cientos de personas más”. Esa investigación truncada hace 15 años, 8 meses y 15 días –recordó la periodista– quería destapar “la corrupción más rampante, repre- sentada en una gran red de tráfico de armas, secuestros, asesinatos, desapariciones y sobornos, manejada desde la cárcel La Modelo”.
“Esa historia se quedó sin ver la luz de las rotativas. Es mi obligación que la vea”, dijo Bedoya, quien destacó en su discurso que, tras el cruento ataque en su contra, continuó en el oficio porque “fue el periodismo el que me devolvió la vida”.
“La redacción de El Espectador tuvo que sufrir mi secuestro y fue mi bálsamo. La de El Tiempo ha sido mi combustible para no declinar y para amar con mayor intensidad el periodismo”, agregó Bedoya.