Halló una alcaldía silenciada, tras intento de mitin en defensa de Petro.

“¡Llegó Pardo! ¡Llegó Pardo!”. Fue un grito a todo pulmón que lanzó una mujer crespa, sentada en las escalinatas occidentales de la plaza de Bolívar, a unos manifestantes que desde allí esperaban la llegada al palacio Liévano del recién juramentado como nuevo alcalde encargado de Bogotá, Rafael Pardo. (Lea también: Las últimas horas de Petro como alcalde) Pero fue tan sorpresiva la aparición de él caminando por la carrera 8a., sin moto de cabecera que parara el tráfico y con cuatro escoltas disimulados para ingresar a la Alcaldía Mayor, que solo unos pocos de los avisados en esa plaza alcanzaron a llegar con sus protestas a las rejas de la edificación. (Además: El camino para elegir al sucesor de Petro) En contraste, una vez el también Ministro de Trabajo entró al edificio Liévano, hacia la 1:55 de la tarde, otro escenario se encontró allí: un silencio extendido por los cuatro pisos de la construcción y cinco funcionarios de tercer nivel asomados en algunos de los balcones. (Lea además: 'Seguiré con el plan de gobierno de Petro': Pardo) Después se supo que esa ‘soledad’ de la Alcaldía se debía a que unas dos horas antes del arribo de Pardo, la Policía había tenido que sacar de allí a quienes intentaron un mitin dentro de la edificación, en nombre del Comité de Defensa de la Bogotá Humana y de Petro . Esos mismos fueron los que se apostaron después en la plaza de Bolívar mientras se presentaba Pardo. (Lea también: Sugieren analizar que Pardo esté en la Alcaldía hasta 2015) Pero tuvieron que esperar un buen rato, porque el Ministro de Trabajo tomó el juramento y firmó las actas como alcalde encargado de la capital hacia la 1:15 de la tarde, ante el juez primero civil municipal, Esteban Vargas, quien en 18 años de ejercicio ha tenido que repetir ese acto con 20 alcaldes, entre titulares y encargados. La audiencia de posesión del alcalde encargado duró solo 10 minutos. Después, él decidió que caminaría las 10 cuadras largas que hay entre ese juzgado, en la carrera 10.ª, y el palacio Liévano. “Hola, Alcalde, mucha suerte”, le dijeron unos por el camino. “Lo felicitamos por el encarguito en la Alcaldía”, le manifestaron otros. Y una gran mayoría no se dio cuenta de que por esas calles céntricas ya andaba el nuevo burgomaestre de la ciudad, nombrado por el presidente Juan Manuel Santos en un encargo “que no tiene término”, como dijo Pardo después de asumir la Alcaldía en el juzgado. Las primeras reuniones En el palacio Liévano, Pardo fue recibido por la jefa de protocolo, Pilar Guzmán, con la frase ‘Bienvenido a la Alcaldía Mayor’ y lo invitó a seguir al segundo piso, donde funciona el despacho de quien rige los destinos de la ciudad. A Pardo lo acompañaban la secretaria general del Ministerio de Trabajo, Gloria Ospina, y la secretaria privada, Ana María Arroyave. Fue un ascenso sin interrupciones, porque esa edificación que durante dos años y tres meses fue una romería de gente y de funcionarios ayer parecía desocupada. En la amplia sala de juntas donde el Alcalde se reúne con el gabinete distrital, Pardo encontró al subsecretario general de la Alcaldía, Daniel Medina, a quien le dijo que no iba a hacer ningún movimiento en la Alcaldía. “Deje todo como está”, le manifestó y, enseguida se sentó en la mesa de juntas. Tiempo después apareció la secretaria general, Susana Muhamad, con quien se reunió cerca de hora y media y hablaron los temas que son de interés del alcalde (e): el aseo de Bogotá, los problemas de seguridad y la operación de TransMilenio. Luego, continuó la jornada con un miniconsejo de Seguridad y la Secretaría de Movilidad.